Justamente la incorporación de jugadores juveniles y la normativa de darle cabida obligatoria en los clubes profesionales ha permitido el nacimiento de elementos con clase y talento, que se han compenetrado en ligas de diferentes clubes del extranjero.
Uno de estos nuevos valores es "El Maestrico" Cesar González, autor de la victoria 1-0 a Ecuador en la Copa América de Argentina.
La diana de González fue un excelso escopetazo desde 25 metros fuera del área, indetenible por el meta Marcelo Elizaga. Ello indica la técnica depurada que ha conseguido no solamente González, sino varios de sus compañeros.
Y, achacar el buen paso de Venezuela en la competencia a su sucesor Cesar Farías, seria llanamente demeritar el trabajo previo de Páez
Desde su debut en octubre de 2004 contra Brasil, en el estadio "Pachencho" Romero, de Maracaibo, "El Maestrico" deslumbró a la crítica y a los expertos, y deslumbró a la crítica y expertos en las eliminatorias mundialistas de 2006 y 2010.
La capacidad y cualidades del mediocampista de 28 años de edad le permitieron enrolarse en Colón de Santa Fe (2007) y Huracán de Argentina (2008), antes de pasar al San Luis de la Primera División de México.
Los destellos de buen futbol de Venezuela, que rescató el primer punto de su historia (0-0) en Copa América frente a Brasil, como ya lo había hecho en octubre de 2009 en Palo Grande, encontró un enemigo pusilánime en el extranjero: el mexicano Hugo Sánchez.
"Hugol" dijo a la cadena de televisión Univision que "Venezuela jugaba antes de blanco, luego de recibir tanto palo salían ensangrentados y por eso su camiseta es Vinotinto".
Lamentables y vergonzosas las palabras del ahora comentarista de futbol. Puso por los suelos el trabajo de los venezolanos. Y se atrevió a decir que los jugadores de ese país prefieren jugar en España o Portugal.
¿Acaso no hacen lo mismo los mexicanos? ¿Acaso los futbolistas aztecas no prefieren la comodidad de ganar bien en su país antes que salir al extranjero y regresarse porque los ataca el sentimentalismo? ¿Cuántos mexicanos juegan en el futbol de Sudamérica? ¿Cuántos sudamericanos juegan en México?
"Ni locos juegan en Venezuela", expresó Sánchez Márquez, fracasado como técnico de la selección de su país.
Aparte, Sánchez Marquez lanzó una pregunta: "¿Es que acaso es mentira que históricamente los venezolanos han sido mediocres?".
Hugo quizás olvida o no sabe que para las eliminatorias a Sudáfrica 2010, la selección de Venezuela se quedó a solo dos puntos de distancia de Uruguay, quinto clasificado por Sudamérica del pasado Mundial, y a una unidad de Ecuador y Colombia.
También olvida que México apenas clasificó de "panzazo" a Sudáfrica.
Solo un ciego no puede ver la calidad de un arquero como Renny Vega (Caracas), factor fundamental en el paso firme de Venezuela en la Copa América o la pulcritud y solidez defensiva de Roberto Rosales, un baluarte del Twente de Holanda, y Grenddy Perozo (Boyacá Chicó, Colombia).
Solo un despistado no puede digerir la calidad del mediocampo Vinotinto: Juan Arango, en Borussia Moenchengladbach de Alemania; Luis Manuel Seijas, en Independiente de Santa Fe, o el mismo "Maestrico" González, en Gimnasia y Esgrima de La Plata.
A Hugo se le cuestionaría ¿Cuántos mexicanos militan en clubes de Argentina?
Por si fuera poco, toda la delantera venezolana se desarrolla en el balompié extranjero: José Salomón Rondón (Málaga, España), Yohandry Orozco (Wolfsburgo, Alemania), Alejandro Moreno (Chivas USA, Estados Unidos), Nicolás Fedor (Getafe, España), y Tomás Rincón (Hamburgo, Alemania).
Al mismo comentarista se le preguntaría: ¿Cuántos mexicanos se desempeñan en clubes de Alemania?
La selección Vinotinto está al borde de un logro histórico en la Copa América de Argentina 2011. Mientras tanto, la selección Sub-22 de su país se desenvuelve entre la mediocridad y la vergüenza.
¿Será que la envidia corroe a Hugo Sánchez? ¿Será que no soporta que otros triunfen?
Venezuela, la Cenicienta ya no es escalón de nadie en Sudamérica, le pese a quien le pese.
En el caso de Hugo Sánchez, para ser apreciado necesita hacer mucho. Para que lo desprecien, basta que abra la boca.
Fuente:aol latino
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