MEXICO: LA GENERACION DEL FUA

No todos los sueños se vuelven pesadillas, ni todos terminan al despertar. Hay sueños, anhelos, y a veces deseos de cambiar la historia, el mundo. Hace un par de semanas las cámaras de televisión capturaron a un borracho tirado, perdido, en la calle. Obvio, como si faltaran notas superficiales, los camarógrafos, sabiendo que todo se vende, decidieron entrevistarlo.
El borracho habló y en su frenesí de viaje etílico delineó su filosofía personal. Habló de la Fuerza Universal Aplicada (mejor conocida como FUA) y como ésta exige dar el extra en los momentos de adversidad. El FUA es la proyección del carácter guerrero hacia el universo. O algo así. Consecuentemente, la sinrazón de la razón de dicho individuo invadió los medios y se volvió la sensación entre los chavos en México.
Simultáneamente, el Mundial de Fútbol de la categoría Sub-17 se organizaba festivamente en México. El Tri infantil debutó dejando muchas dudas en lo colectivo y lo técnico. Los pases no se conectaban, el balón no se controlaba con precisión, el equipo se defendía de lo peor y la delantera aparentaba estar hecha de falta de contundencia. De cualquier forma los niños lograron, con la fortuna del local, sacar adelante los primeros partidos y tras las primeras victorias los chavos consiguieron un moméntum nunca antes visto en un mundial de la categoría.

El Tri infantil terminó coronándose con una racha de siete partidos invictos, venciendo al campeón asiático, al europeo, a los favoritos y a las potencias.

Lo más relevante, asombroso y genial ya todos lo conocen, el partido contra los alemanes. A los pocos minutos de haber iniciado el partido un niño chaparrito de nombre Julio y de apellido Gómez se eleva en el centro del área para rematar una pelota que termina en las redes del rival. México anota y se comprueba así mismo que puede y que quiere ganar el encuentro. Sin embargo, casi como un reflejo instintivo, los alemanes se adueñan del balón, igualan el marcador y por casi veinte minutos exhiben todas las deficiencias de un rival que a su lado parece nomás que una oncena de niños. Al recuperar la posesión del balón, la escuadra mexicana mejora su nivel pero cuando las cosas parecían brillar a su favor recibe el 2-1 en contra.
El tiempo pasó con rapidez incontrolable hasta que Espericueta tomó el balón y desde el tiro de esquina mandó una curva que se estrelló en el poste y en las redes. En el mismo acto, Gómez quedó tendido en el charco de sangre que brotaba de su cabeza. Lo retiraron del campo pero él, al ver que ya no había cambios para su equipo, decidió volver al césped entre los aplausos de la afición. Sin embargo la historia no terminó ahí y al minuto 89, el tiempo se detuvo para ver al niño que con la cabeza vendada se levantó con una chilena de gloria al aire. Gómez marcó el gol de la victoria y México volvió a creer en las victorias.

Los comentaristas le atribuyeron la victoria al FUA y a la grandeza de un país que por imposición mediática debe creer todo lo que se le dice y todo lo que se le vende. El presidente Calderón felicitó a los chavos a través de las redes sociales, demostrando así que para el estado es todavía es más importante el fútbol (en otros tiempos circo) que la economía, la pobreza, la violencia o el hambre.

Los niños de la Sub-17 son los campeones del mundo, ése era su sueño, de ésa forma querían una vez más cambiar al mundo, y nadie debe ni siquiera pensar en poder quitárselos. La victoria es de ellos y para ellos será. La podrán compartir, eso sí, con los millones de chavos que a lo largo del país se han quedado sin oportunidades de crecimiento o de educación. La victoria no es, ni será, para el presidente, ni para los medios, ni siquiera para el profeta borrachín que salió a hablar del FUA y de las victorias que poco a poco estamos, como nación, aprendiendo a conquistar.

Estos niños forman la generación del FUA por disposición de los medios, pero son campeones del mundo por disposición, lucha y determinación propia. Celebrémoslos, pues, y junto a ellos festejemos los frutos que con mucho trabajo y esfuerzo nos dará el futuro.
Fuente:aol latino
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