Las autoridades federales no confirmaron el arresto, pero el vocero Juan Carlos Buenrostro informó que un sospechoso era trasladado del norte del país a la capital para ser mostrado a la prensa.
La Procuraduría General de la República (PGR) había ofrecido una recompensa de 1,2 millones de dólares (15 millones de pesos) en octubre pasado, por información que llevara al arresto de Acosta Hernández. Una mujer que respondió al teléfono donde podía darse esa información dijo que el sospechoso fue detenido el viernes, pero se negó a ser identificada.
Estados Unidos busca a Acosta Hernández por la muerte de una funcionaria del consulado, en marzo del 2010. El ataque a tiros cerca de la frontera con El Paso, Texas, se convirtió en uno de los que más llamó la atención de la prensa, en una ciudad asolada por la violencia.
Una acusación federal contra 35 personas señala que Acosta Hernández y otras nueve personas urdieron un complot para cometer el asesinato. Otros dos hombres acusados por los crímenes siguen prófugos, incluido Eduardo Ravelo, uno de los 10 fugitivos más buscados por el FBI.
Además de los asesinatos, se atribuyen a Acosta Hernández otros dos crímenes durante la oleada de violencia relacionada con el narcotráfico, que dura ya cuatro años y medio.
Funcionarios de Chihuahua consideran que ordenó la matanza de 15 personas, en su mayoría adolescentes, en enero del 2010, y que estuvo involucrado en el estallido de un coche-bomba en julio de ese mismo año. Fue el primer atentado de ese tipo por parte de un cártel narcotraficante en la historia reciente.
Ambos hechos sangrientos ocurrieron en Juárez, una ciudad de 1,3 millones de habitantes, donde 3.097 personas perecieron violentamente en el 2010. La cifra para lo que va del 2011 es de 1.300.
Por lo menos 35.000 personas han muerto por la violencia relacionada con las drogas en México desde finales del 2006, cuando el presidente Felipe Calderón lanzó su ofensiva contra la delincuencia organizada, de acuerdo con cifras oficiales. Otras fuentes, incluidos medios locales, consideran que el número se aproxima a 40.000. El gobierno federal no ha dado estadísticas actualizadas desde diciembre.
Otras ciudades cercanas a la frontera con Estados Unidos han sido azotadas por la violencia, mientras los cárteles libran una batalla para controlar las rutas de trasiego de drogas hacia el vecino del norte.
En el estado norteño de Durango, las autoridades federales informaron el sábado que quemaron 50 toneladas métricas de marihuana, encontradas el martes dentro de bolsas de plástico en una gran bodega.
La bodega estaba en Santa María del Oro, en la región conocida como el Triángulo Dorado. Esa región, formada por los estados de Durango, Sinaloa y Chihuahua, es conocida por el cultivo y tráfico de drogas y constituye el sitio en que los soldados encontraron hace una semana plantíos de marihuana que abarcaban 60 hectáreas (148 acres), donde estaba instalado además un laboratorio de procesamiento de estupefacientes.
En tanto, tres toneladas métricas de marihuana fueron incautadas en Puerto Peñasco, en el extremo norte del Golfo de Baja California, informó el ejército.
Los soldados descubrieron la droga a unos dos kilómetros del puerto el jueves, el mismo día que incautaron otras dos toneladas métricas en las afueras de la ciudad, informó la Secretaría de la Defensa en un comunicado. No fue posible conseguir más detalles sobre las dos operaciones.
Las autoridades federales de Estados Unidos han emitido advertencias para mantener cautela debido a la creciente violencia del narcotráfico en esa ciudad, cercana a la frontera con Arizona y frecuentada por turistas estadounidenses.
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