El matrimonio infantil se está generalizado por todo el África subsahariana, donde a menudo es motivado por la pobreza endémica y visto como una forma de asegurar el futuro de la niña tanto financiera como socialmente.
Una historia muy reciente
Un estudio reciente de la asociación benéfica Plan UK encontró que 43 por ciento de las niñas en el oeste de África se casa antes de cumplir 18 años. No sólo son sacadas de la escuela, sino que muchas sufren de embarazos precoces.
Hay historias como la de la artista plástica senegalés, Fatou Diakhate, quien fue entregada para casarse con su esposo, Mori Diarra, cuando tenía 13 años. No pasó mucho tiempo hasta que ella finalmente se mudó con él en Keur Issa, una aldea al oeste de Senegal, y quedó embarazada.
Cuarenta años más tarde, Diakhate explicó cómo fue que terminó teniendo 12 hijos.
"En aquellos días los padres se ponían muy felices al ver a sus hijos casarse. Como nosotras no recibimos educación, también nos sentíamos muy felices. No sabíamos que el casamiento precoz no era algo bueno", dijo Diakhate, quien ahora tiene 55 años y es ya una artista plástica importante en su país.
Desigualdad de generos desde la infancia
Las mujeres en esta zona de África están muy rezagadas y sus accesos a la educación son casi nulos. Diakhate no tuvo ningún tipo de educación hasta después de cumplir 40 años, cuando tomó clases de alfabetización para adultos.
Diakhate se convirtió en líder comunitaria, organizando a las mujeres de su pueblo contra el matrimonio de niños alegando que pone las vidas de las jovencitas en peligro y las priva de una educación, pero los hombres no se convencieron y la acusaron de corrupción.
A pesar de la hostilidad, Diakhate siguió adelante y después de varios meses de pláticas con líderes comunitarios su resistencia dio frutos cuando a fines de 1998 toda la comunidad abandonó los casamientos infantiles. Desde entonces no se ha celebrado un solo casamiento de niños en Keur Issa.
En Kenia persiste el problema
La prolongada sequía en el norte del país ha obligado a muchas familias, como a la viuda Ahmed y sus siete hijos, a vivir en las afueras de las ciudades, donde es más probable conseguir comida y agua.
La ayuda escasea y la gente está recurriendo a estrategias desesperadas. En Kenia es ilegal casarse con menos de 18 años, por lo que el fenómeno de las denominadas "novias de la sequía" es algo de lo que sólo se habla en voz baja.
Las jóvenes muchachas son vendidas, según personas del lugar, a unos 15 mil chelines kenianos (168 dólares).
El hambre está orillando a muchas madres a vender a sus hijas para poder alimentar al resto de
sus hijos.
Con hambre no es posible estudiar. Cientos de niños han sido retirados de la escuela lo que deriva en un aumento de ignorancia en la zona africana.
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